Los científicos saben desde hace un siglo que un neuropéptido derivado del cerebro conocido como PTTH controla la metamorfosis y aunque su secuencia específica se identificó hace 20 años, la forma en la que envía las señales al tejido endocrino ha seguido siendo un misterio hasta ahora.
Aunque los humanos no pasan por una metamorfosis, el paso de la infancia a través de la pubertad y el desarrollo de las características sexuales adultas también está regulado por un neuropéptido derivado del cerebro controlado por los genes, el ambiente y la nutrición. El conocimiento de cómo este proceso funciona en los insectos arroja luz sobre el desarrollo humano.
Según explica Michael O'Connor, responsable del estudio, "en su diseño global, la metamorfosis de los insectos es muy parecida al paso por la pubertad. Desde un punto de vista biológico, tanto la pubertad como la metamorfosis cumplen el mismo objetivo: proporcionar capacidad reproductiva para las especies en el momento adecuado del desarrollo". La hormona cerebral se vuelve activa cuando los insectos han alcanzado un umbral de peso corporal, que también es un desencadenante para la pubertad humana.
Los investigadores utilizaron para su estudio moscas de la fruta y polillas de seda, sin embargo, todos los insectos que pasan por una metamorfosis completa parecen utilizar este mecanismo de señalización, concluye O'Connor. Su siguiente paso es descubrir cómo los indicios ambientales y nutricionales regulan la producción de PTTH.
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