lunes, 24 de mayo de 2010

Miles de abejas invaden dos museos de Toledo y obligan a cerrarlos.

«Las abejas se han instalado como en su casa», dijó el jefe del Parque de Bomberos de Toledo.

A las abejas les atrae la cultura. Es la conclusión que podría extraerse de la invasión de miles de ellas que están sufriendo dos de los museos más visitados de Toledo: la sinagoga del Museo Sefardí y el edificio renacentista del Museo de Santa Cruz.

La situación ha llegado a tal extremo que los bomberos del Parque de Toledo, ayudados por un apicultor y por bomberos del Consorcio Provincial - con más experiencia en la retirada de enjambres-, han tenido que sugerir el cierre cautelar de estos museos ante el peligro de que las abejas picaran a algún turista.

Unos insectos muy cultos
«Las abejas se han instalado como en su casa», explicó este jueves Isabelo Sánchez, jefe del Parque de Bomberos de Toledo. En el caso del Museo Sefardí, ellas han invadido toda la cubierta y la dirección no ha tenido más remedio que solicitar permiso a las autoridades medioambientales para matarlas, pues «resulta imposible acceder a las cubiertas para retirar el panal» a pesar de que son animales protegidos.

En cuanto al Museo de Santa Cruz, los animalitos instalados en la fachada principal tendrán mejor suerte: «Usamos cajas con cera y un olor especial para atraerlas y llevárnoslas», aclaró el jefe del Parque de Bomberos de Toledo.

Sin embargo, el problema podría volver a aparecer en el futuro porque las abejas se encuentran por todas las partes interiores de la fachada y «la reina permanecerá en el interior con toda seguridad y si no sale es imposible que se vayan».

«No es habitual que haya tantos enjambres de abejas. Estamos teniendo muchos avisos y puede que sea por las condiciones meteorológicas que hemos tenido», añadió el jefe del Parque de Bomberos de Toledo, que ha sido testigo de cómo algunos de sus compañeros han sufrido las picaduras de las abejas «okupas» de museos.

lunes, 8 de febrero de 2010

Cultivan insectos para consumo humano en Costa Rica.


El día en que los restaurantes sirvan saltamontes al ajillo o brochetas de larvas de escarabajos a la parrilla está cada vez más cerca, según científicos que iniciaron en Costa Rica el cultivo de insectos para consumo humano.

Entomólogos costarricenses esperan que los insectos sirvan en un futuro cercano como alimento en este país, igual que en Benín, nación de África desde donde partieron muchos esclavos que llegaron a Centroamérica en la época de la colonia.

El programa de cultivo de insectos, que cuenta con financiamiento de Holanda, busca también reproducir hongos para consumo humano, tomando la experiencia de Bután, un país de los Himalayas donde este alimento es un preciado manjar, expresó Marianella Feoli, gerente de la fundación que coordina la iniciativa.

"Benín sabe mucho de consumo de insectos, Bután sabe mucho de consumo de hongos y Costa Rica aporta su experiencia en el manejo de la biodiversidad", dijo Feoli a AFP.

El programa es impulsado en Costa Rica el Instituto Nacional de la Biodiversidad (INBío), una ONG creada hace 20 años que ha levantado catastros de las especies animales y vegetales del país, y cuyos entomólogos han viajado a Benín a conocer la experiencia del consumo de insectos.

"En otros países hay restaurantes gourmet que sirven insectos", dijo el entomólogo Manuel Zumbado, a cargo del proyecto junto a su colega Carlos Hernández.

"Al principio la gente piensa que uno está un poco loco, pero veo esto como una gran alternativa, no como alimentos de supervivencia, sino como algo cultural", declaró Zumbado a AFP.

En los laboratorios de INBío, en Santo Domingo de Heredia, localidad cercana a San José, los científicos están trabajando en la reproducción de varios tipos de insectos autóctonos que pueden servir de alimento.

Zumbado, quien ha comido insectos en su país y en su reciente visita a Benín, mencionó entre éstos a las esperanzas, un tipo de saltamontes con largas antenas que abunda en los bosques y zonas rurales de Costa Rica.

También tienen potencial las termitas, saltamontes de varios tipos, larvas de escarabajos y larvas de mariposas, entre otros, dijo el científico.

"Las esperanzas al ajillo saben mucho más rico que los camarones. Vale la pena probarlas", dijo el científico. "Se pueden cocinar fritas o también hacer pinchos (brochetas) con cebolla asados al fuego".

"En Benín me decían: preferimos los insectos al pescado", dijo Zumbado, quien explicó que en ese país no cultivan los insectos, sino que son capturados en ciertas épocas del año, por lo que su oferta en los mercados es estacional.

Para aportar la experiencia de sus países, están trabajando en el INBío una entomóloga de Benín, Elisabeth T. Zannou, y una experta en hongos de Bután, Ugyen Yangchen.

Zumbado cree que para lograr la aprobación de la gente es conveniente que los platos de insectos comiencen a ser ofrecidos por restaurantes y hoteles de lujo. Contó que ya está interesado en la idea un 'hotel boutique' de la provincia norteña de Guanacaste, principal destino turístico de Costa Rica, donde pretenden servirlos con un vino apropiado.

"Yo pondría caro el plato para que la gente lo aprecie", expresó el entomólogo.

martes, 2 de febrero de 2010

Buscan respuesta a conductas inexplicables de animales.


La etología y la sociobiología son las ciencias que estudian el comportamiento animal. Sin embargo, existen diversas acciones animales que sobrepasan el entendimiento de la etología o cualquier otra ciencia relacionada; entre ellas se encuentran el suicidio colectivo y la capacidad de predecir temblores.


Suicidio en masa. Durante el 2009, en Suiza, 28 vacas decidieron saltar por un acantilado; mientras que en California, Estados Unidos, decenas de calamares gigantes optaron por varar en la playa. Al otro lado del mundo, en la región de Jatinga, India, cientos de aves se quitaron la vida al lanzarse contra el suelo, de manera premeditada.

Científicos de diversas partes del mundo han tratado de explicar este suceso. Por ejemplo, investigadores indios creen, sin haber confirmado nada, que las condiciones atmosféricas de diferentes zonas del planeta llegan a confundir a los animales, haciéndoles perder el sentido de dirección, lo que ocasiona que se estrellen contra la tierra o se salgan del mar.

Las abejas están desapareciendo. Al parecer, la población de abejas ha venido en declive desde hace años, y nadie sabe por qué. La baja en el censo de estos animales comenzó en 1972; sin embargo, la caída dramática se notó en el 2006. La disminución se ha observado, principalmente, en India y Brasil.

Por su parte, las colmenas españolas se están quedando vacías. En unos meses han desaparecido 290 mil millones de ejemplares. Lo llaman "síndrome de desabejación". El director del Centro de Apicultura Ecológica de la Universidad de Córdoba señala que posiblemente estas muertes se deban al uso de insecticidas en los cultivos, indica el sitio fapas.es

Una de las tantas explicaciones que "intentan" resolver el origen de la desaparición de esta especie sugiere que los plaguicidas están terminando con las abejas. Otros, señalan a la radiación del teléfono celular como la causa.

Hormigas con inteligencia colectiva. Estos insectos están organizados en colonias; de hecho, han llegan a construir pequeñas ciudades perfectamente funcionales. Científicos comentan que estos grupos pueden regular su temperatura colectiva, decidir sus mudanzas y coordinar ataques cuando son agredidas.

Biólogos de Estados Unidos opinan que las hormigas, de manera individual, llegan a ser torpes; sin embargo, sugieren, sin aportar más pruebas, que en grupo se las arreglan para hacer buenas decisiones.

La página cruzandopalabras.idoneos.com comenta que todo el hormiguero logra comunicarse y tomar decisiones relevantes para la continuidad de la comunidad. Lo que cada hormiga sabe del todo es limitado, pero la suma de diferentes pequeños fragmentos de información, permite una conducta colectiva claramente conveniente para el grupo.

Predicciones de terremotos. La mayoría de los animales tienen la extraña habilidad de saber cuando un temblor está a punto de suceder. Algunos, incluso, logran detectar que algo está mal con la "Madre Tierra" hasta con una semana de antelación, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. La habilidad antes señalada se le adjudica más a gatos, perros y ciempiés, quienes suelen abandonar el área cuando ellos sienten la llegada de un moviento telúrico.

Algunos etólogos comentan que, quizá, esta capacidad se debe a que dichas especies poseen un "súper sentido" relacionado con la capacidad de captar las ondas sísmicas, los cambios posibles de los campos magnéticos y las modificaciones de las aguas subterráneas.

En Beijing, una ciudad sismica, ha querido utilizar el "recurso animal". Sucede que en esta urbe se estableció una estación de detección de terremotos en una reserva natural, la Reserva Natural de Beijing del distrito de Daxing, en la cual se utilizarán 50 caballos, burros, serpientes, tortugas, ranas, ciervos y pájaros, entre otros animales, como sensores.

Las abejas reconocen rostros humanos.


En su vida cotidiana, las abejas no tienen necesidad de ser capaces de reconocer rostros humanos. Sin embargo, en 2005, cuando Adrian Dyer, de la Universidad de Monash, entrenaba ejemplares de estos insectos fascinantes para asociar imágenes de rostros humanos con sabrosos trozos de azúcar, parecían ser capaces de hacer precisamente eso. Sin embargo, Martín Giurfa, de la Université de Toulouse, Francia, sospechó que las abejas no estaban aprendiendo a reconocer a la gente.

"Dado que los insectos fueron recompensados con una gota de azúcar cuando eligieron las fotografías humanas, lo que realmente veían eran extrañas flores. La cuestión importante era la estrategia que usaban para discriminar entre las caras", explica Giurfa. Para saber si los insectos pueden aprender la disposición relativa (configuración) de características en una cara, Giurfa contactó con Dyer y le sugirió que podían sistemáticamente comprobar qué características aprendía una abeja a reconocer para retener las fotos de caras de Dyer.

El equipo ha publicado su descubrimiento de que las abejas pueden aprender a reconocer la disposición de los rasgos faciales humanos en el último número del Journal of Experimental Biology.

Trabajando con Aurore Avargues-Weber, el equipo primero evaluó si las abejas pueden aprender a distinguir entre imágenes sencillas de caras. Usando caras en las que dos puntos representaban los ojos, una raya vertical corta para una nariz y una línea horizontal para la boca, Avargues Weber adiestró abejas para distinguir entre una cara donde las facciones fueran agrupadas y otra donde aparecieran separadas. Después de haber entrenado a abejas para dirigirse a una de las dos caras, recompensándolas con azúcar, probó si reconocía el patrón quitando la recompensa de azúcar y esperando a ver si la abeja regresaba a la cara correcta. Lo hizo.

Por ello, los expertos concluyen que las abejas fueron capaces de aprender las imágenes de la cara, no porque sepan lo que es una cara, sino porque habían aprendido la disposición relativa y el orden de sus características.

Las hormigas enfermas mueren voluntariamente en soledad.


Los entomólogos germanos han llegado a la conclusión de que la sacrificada actitud de las hormigas enfermas tiene como fin evitar contagiar el mal que padecen a sus compañeras y que optan por morir en soledad para preservar su comunidad.

Los expertos de Regensburg subrayan que comportamientos similares se han observado en algunos mamíferos, como es el caso de elefantes y leones, aunque hasta ahora no se han realizado grandes estudios para confirmar que una actitud así es sistemática.

En el caso de las hormigas, los entomólogos estudiaron sistemáticamente una colonia y comprobaron que las trabajadoras de la especie abandonan el nido cuando se sienten enfermas para morir sin compañía.

Los científicos germanos, que publicarán sus conclusiones en la revista especializada "Current Biology", subrayaron que el auto aislamiento de las hormigas en caso de enfermedad es voluntario y que no es forzado por sus congéneres sanas.

lunes, 25 de enero de 2010

Hormigas, el manjar de Larecaja.

El tuju es un exótico manjar para los pobladores de Mapiri, Guanay y Chimate. Ya sea tostado o crudo, reemplaza muy fácilmente a la carne de pollo o de res. Por eso, en los Yungas paceños, a pocos importa su amenazadora apariencia: dos tenazas en la mandíbula, dos alas y seis patas.

La delicia es tan apetecible, que en primavera la dieta de los habitantes de la provincia Larecaja, cambia. Las cocinas dejan de lado el arroz para suplirlo por los crocantes tujus. “¡Qué manera de haber, Dios mío!”, sostiene emocionado Adolfo Monzón Polo (36). El campesino recoge en una bolsa de plástico decenas de insectos que tratan inútilmente de huir, en la planicie de Hamburgo, ubicada a 20 minutos de la comunidad de Chimate (provincia Larecaja, La Paz)

Hormiga culona, hormiga santandereana o simplemente tuju. Son algunos de los apelativos de la especie cuyo nombre científico es Atta laevigata y vive en casi toda la Amazonía del continente.

El macho puede medir hasta un centímetro y medio, y la hembra hasta tres. Su principal característica es el tamaño abultado de su abdomen por el que reciben el nombre de “culonas”.



En sus hormigueros viven también las arrieras —otra especie de hormigas, más pequeñas— que son las que cortan y transportan hojas que se convertirán en el alimento de la comunidad.

El vuelo nupcial amoroso

Estos bichos no aparecen en cualquier época del año. Los machos y las hembras eligen la estación de la primavera, la del amor, para emerger de sus refugios con el propósito de copular. “Debe llover torrencialmente con truenos incluidos y al día siguiente el cielo debe estar despejado y soleado para que salgan de sus cuevitas”, explica Monzón. La época ideal para hallarlas es Todos Santos.

Es en esa temporada cuando las hormigas son cosechadas por niños, jóvenes y adultos. “Las reinas salen del subsuelo en busca de los machos para aparearse en su vuelo nupcial, pero muchas no consiguen hacerlo, porque las cazan”, expone el biólogo paceño Fernando Guerra Serrudo.


“Hay que recolectarlas porque cuando entran a los sembradíos de frutas, de coca y de té, arrasan con todo. Ellas cortan las hojas y matan a las plantas”, desliza Monzón al referirse a las poderosas tenazas de estos insectos.


El antojo de la novia

La leyenda cuenta que hace mucho tiempo, una joven chimateña estando embarazada despertó una mañana con el irrefrenable antojo de comer un platillo de tujus tostados. Su amado rogó al cielo por una torrencial lluvia; pero después de ocho horas no se veía ni la más pequeña nube.
Cansado, llevó hasta uno de los hormigueros dos pequeños explosivos para simular los rayos. Tan buena suerte tuvo el joven, que al día siguiente salieron los bichos de sus galerías. El novio los atrapó y luego cocinó el antojo esperado por su amada.

Como la leyenda, el tuju es parte de la dieta de los chimateños y mapireños desde siempre. En Bolivia, el insecto vive en Santa Cruz, Beni, Pando, en el trópico de Cochabamba y en los Yungas. “Nosotros lo servimos con yuca y papa. Además, tostado con aceite es más rico”, formula Monzón. Su sabor es parecido al del maní y muchos prefieren comerlo vivo porque, según los entendidos, es mejor, pues no pierde ninguna de sus propiedades alimenticias.


Estas cualidades nutritivas no están en tela de juicio. Un estudio de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) concluye en que mientras la carne de ganado doméstico contiene entre un 25 y un 50% de proteínas, en estos insectos asciende al 75% y es más digerible.
En la ciudad de La Paz, el tuju se puede conseguir para la compra en quioscos de la calle Santa Cruz cerca del Barrio Chino. La bolsa cuesta 20 bolivianos.


El manjar no es exclusivo de Bolivia. En las ciudades colombianas de Bucaramanga, Bogotá y Santander, la hormiga culona es una exquisitez y por tal razón existe una sobrecosecha que afecta a la especie. Al hombre se suman los enemigos naturales: murciélagos, osos hormigueros, pájaros y armadillos. Una bolsa en Colombia llega a costar hasta 30 dólares. Ese país exporta tujus tostados a Canadá, el Reino Unido y Japón, y hoy es posible comprarlos hasta por internet.

Llega el atardecer en la población de Chimate. Adolfo Monzón y unos niños no dudan en comer tujos vivos en una pausa en la cosecha. “Ya tengo por lo menos para el antojito de esta noche...”, saborea al observar a otras hormigas en una bolsa plástica.

martes, 19 de enero de 2010

El hallazgo del genoma de las avispas parasitarias podría facilitar la lucha contra las plagas agrícolas.

...Avispa Parasitaria...



Destacan el papel de estos insectos en la protección de cultivos y por el ahorro que suponen al reducir la pérdida de cosechas.



Un grupo internacional de científicos ha trazado el genoma de tres tipos de pequeñas avispas parasitarias, según aparece publicado en la revista "Science". Este hallazgo podría ayudar a combatir plagas agrícolas y otros insectos portadores de enfermedades.


"Mucha gente no se da cuenta de cuánto dependemos los seres humanos de estas pequeñas avispas que protegen nuestros cultivos y ayudan a ahorrar miles de millones de dólares al reducir la pérdida de cosechas", indicó Chris Smith, profesor de biología de la Universidad Estatal de San Francisco y uno de los autores del estudio.


El informe indica que la disponibilidad de las secuencias de estos tres tipos, pertenecientes al grupo Nasonia, ayudará en el análisis de características genéticas, como el color de la piel y algunas enfermedades que afectan a los seres humanos. Además, estas secuencias serán un importante instrumento para el control de plagas agrícolas, aseguró el investigador.


Las avispas parasitarias tienen un tamaño que es cuatro veces menor que el de la mosca de la fruta. Depositan sus huevos en otros insectos y al salir de ellos matan a su huésped. El grupo de avispas Nasonia es sobre todo útil en la investigación genética porque los machos se desarrollan a partir de huevos no fertilizados, indicaron los científicos. Debido a que tienen sólo una copia de cada gen, los científicos pueden determinar de inmediato los efectos propiciados por los genes mutantes, explicaron.