lunes, 25 de enero de 2010

Hormigas, el manjar de Larecaja.

El tuju es un exótico manjar para los pobladores de Mapiri, Guanay y Chimate. Ya sea tostado o crudo, reemplaza muy fácilmente a la carne de pollo o de res. Por eso, en los Yungas paceños, a pocos importa su amenazadora apariencia: dos tenazas en la mandíbula, dos alas y seis patas.

La delicia es tan apetecible, que en primavera la dieta de los habitantes de la provincia Larecaja, cambia. Las cocinas dejan de lado el arroz para suplirlo por los crocantes tujus. “¡Qué manera de haber, Dios mío!”, sostiene emocionado Adolfo Monzón Polo (36). El campesino recoge en una bolsa de plástico decenas de insectos que tratan inútilmente de huir, en la planicie de Hamburgo, ubicada a 20 minutos de la comunidad de Chimate (provincia Larecaja, La Paz)

Hormiga culona, hormiga santandereana o simplemente tuju. Son algunos de los apelativos de la especie cuyo nombre científico es Atta laevigata y vive en casi toda la Amazonía del continente.

El macho puede medir hasta un centímetro y medio, y la hembra hasta tres. Su principal característica es el tamaño abultado de su abdomen por el que reciben el nombre de “culonas”.



En sus hormigueros viven también las arrieras —otra especie de hormigas, más pequeñas— que son las que cortan y transportan hojas que se convertirán en el alimento de la comunidad.

El vuelo nupcial amoroso

Estos bichos no aparecen en cualquier época del año. Los machos y las hembras eligen la estación de la primavera, la del amor, para emerger de sus refugios con el propósito de copular. “Debe llover torrencialmente con truenos incluidos y al día siguiente el cielo debe estar despejado y soleado para que salgan de sus cuevitas”, explica Monzón. La época ideal para hallarlas es Todos Santos.

Es en esa temporada cuando las hormigas son cosechadas por niños, jóvenes y adultos. “Las reinas salen del subsuelo en busca de los machos para aparearse en su vuelo nupcial, pero muchas no consiguen hacerlo, porque las cazan”, expone el biólogo paceño Fernando Guerra Serrudo.


“Hay que recolectarlas porque cuando entran a los sembradíos de frutas, de coca y de té, arrasan con todo. Ellas cortan las hojas y matan a las plantas”, desliza Monzón al referirse a las poderosas tenazas de estos insectos.


El antojo de la novia

La leyenda cuenta que hace mucho tiempo, una joven chimateña estando embarazada despertó una mañana con el irrefrenable antojo de comer un platillo de tujus tostados. Su amado rogó al cielo por una torrencial lluvia; pero después de ocho horas no se veía ni la más pequeña nube.
Cansado, llevó hasta uno de los hormigueros dos pequeños explosivos para simular los rayos. Tan buena suerte tuvo el joven, que al día siguiente salieron los bichos de sus galerías. El novio los atrapó y luego cocinó el antojo esperado por su amada.

Como la leyenda, el tuju es parte de la dieta de los chimateños y mapireños desde siempre. En Bolivia, el insecto vive en Santa Cruz, Beni, Pando, en el trópico de Cochabamba y en los Yungas. “Nosotros lo servimos con yuca y papa. Además, tostado con aceite es más rico”, formula Monzón. Su sabor es parecido al del maní y muchos prefieren comerlo vivo porque, según los entendidos, es mejor, pues no pierde ninguna de sus propiedades alimenticias.


Estas cualidades nutritivas no están en tela de juicio. Un estudio de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) concluye en que mientras la carne de ganado doméstico contiene entre un 25 y un 50% de proteínas, en estos insectos asciende al 75% y es más digerible.
En la ciudad de La Paz, el tuju se puede conseguir para la compra en quioscos de la calle Santa Cruz cerca del Barrio Chino. La bolsa cuesta 20 bolivianos.


El manjar no es exclusivo de Bolivia. En las ciudades colombianas de Bucaramanga, Bogotá y Santander, la hormiga culona es una exquisitez y por tal razón existe una sobrecosecha que afecta a la especie. Al hombre se suman los enemigos naturales: murciélagos, osos hormigueros, pájaros y armadillos. Una bolsa en Colombia llega a costar hasta 30 dólares. Ese país exporta tujus tostados a Canadá, el Reino Unido y Japón, y hoy es posible comprarlos hasta por internet.

Llega el atardecer en la población de Chimate. Adolfo Monzón y unos niños no dudan en comer tujos vivos en una pausa en la cosecha. “Ya tengo por lo menos para el antojito de esta noche...”, saborea al observar a otras hormigas en una bolsa plástica.

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